domingo, 29 de junio de 2014

LOS SUICIDIOTAS


 

LOS SUICIDIOTAS

 

-Bueno qué, ¿una bombita?.

-Eso está hecho, una bombita, o mejor un bombazo que yo no me pongo por menos, a ver si he venido hasta aquí para practicar balconing y me voy a ir de vacío.

-Que solo tienes doce euros, no te preocupes, me valen. Yo tengo huevos para eso y más. Te lo haría gratis, pero una apuesta es una apuesta, y por la leche que mamé que la gano.

En esta ocasión lo que maman estos trogloditas suicidiotas, en vez de leche, es una buena, que digo, buena no, abundante ración de alcohol, de esas que van con colmo, el colmo de la estupidez podríamos decir, si es que no lo combinan con otra sustancia de suyo explosiva , y como es volátil, así parecen albatros sobre los acantilados antárticos, pero con una importante diferencia, y es que estos mandarinos urbanitas, en vez de alas tienen brazos y en lugar de plumas, como mucho les queda el bello, si es que no han pasado por el láser sus extremidades.

-Atento a este meteorazo que lo vas a flipar enano.

Y allá va el australopithecus afarensis, especie que considerábamos extinguida, pero que últimamente está emergiendo en las playas del noreste peninsular y en las islas Baleares, lanzándose en un vuelo sin motor, sin paraca y sin un seguro, al menos, a terceros. Es lo que tiene eso de ir como pollos sin cabeza, que no tienen ni el más mínimo detalle. Claro que viendo como se las gastan estos pterodáctilos voladores, que el precio que ellos ponen a sus vidas cuesta menos que un libro de poemas, que ya es decir, qué podemos esperar, ¿el respeto de los demás?, y un cuerno para nosotros.

Después de tomarte una cervezuca, esa rubia por la que estarías dispuesto a levantarte del sofá e ir al «Federico», como diría un cachondón amigo mío, aunque te pierdas a Cristiano Ronaldo lanzando un misil tierra-aire, sin que le importen un comino los sentimientos de la madre del portero, como decía Gila en sus conversaciones telefónicas; o un zumo natural, naturalmente de polvo, que al precio que están las frutas en el híper, es para pensárselo, y a todo esto los agricultores quejándose, y con razón, del precio que reciben, que al paso que vamos no va a quedar ni el apuntador, perdón, quería decir agricultor. Que nadie se preocupe, siempre nos quedarán esas huertas en la terraza y en ocasiones en los balcones, con esas macetas repletas de verduras, hortalizas y algún frutal de añadido. Decía que una vez degustada esa rubia espumosa, con determinación te metes en las aguas cloradas, o saladas de la piscina de este hotelazo que nos gastamos, que en la moderna España estamos a la última, a ver que se han creído estos europeos, como que nos chupamos el dedo, ¡hombre!, para hacerte unos largos y concitar la atención de esa morena que está para cruzarse el mediterráneo a nado y sin un bocata aunque sea de bonito como el de mi amigo el supersticioso, para hincarle el diente; y en esas estás cuando, caído del cielo, irrumpe en el agua a toda pastilla, una masa informe, que aunque te roza, no te da tiempo a distinguir rasgo alguno, pues con lo de la morena estás tú como para reconocimientos y más a esas velocidades coño. Una vez pasado el impacto inicial, escuchas un griterío y tomas conciencia de lo sucedido. Esa masa informe, que ahora se parece a un semejante tuyo, sale del fondo y aparentemente sin daño alguno. -Pero pedazo animal ,¿qué hostias haces?

Un sonido gutural te llega como respuesta y, como tonto no eres, te percatas que no debéis hablar la misma lengua, normal querido, no es que habléis la misma lengua, es que este sapo volador todavía no ha aprendido algún idioma de los que manejamos los Homo sapiens sapiens. Total, por respeto no le partes la cara, que por suerte aún la tiene entera, y te sales del agua, y con el revuelo montado date por jodido, y a tomar por culete los largos y la conquista de ese bellezón que vestía un biquini negro, que nada más mirarla te faltaba el aire y perdías hasta el DNI. Si por ti fuese y desapareciera el corrillo de personas que le rodean, le empaquetabas, eso si, con madera de embalaje, que no merece la pena gastarse mucho con semejante mercancía, y lo enviabas al Plioceno con solo billete de ida, que cargarse un ligue de esa singularidad, para un macho hispánico como tú, que no se te resisten ni cualquier infanta, si se da el caso, merece mandar a la mierda a quien se ponga por medio, tenga el pedigrí que tenga. Así que con un humor de perros, y sin querer saber más sobre ese dinosaurio volador jode planes, te subes a tu habitación a tomarte un copazo y olvidar cuanto antes el fallido intento, que los machos ibéricos, de pura cepa, han de estar listos para cualquier ocasión que se presente, que unos días por h y otros por r, a este paso, te marcharás a dos velas, y no podrías resistir un orgullo tan vapuleado hasta las siguientes vacances.

Saluditos.

MANUEL CAMUÑAS 

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