LA
DUDA SIN DUDAR
Amanece
despejado,
el
día nos saluda sereno y luminoso,
un
nuevo ser alegra la mañana,
armado
de rocoso corazón,
alma
transparente,
mirada
limpia,
sentimientos
positivos,
y
una senda desconocida por andar.
A
pesar de su misterio,
su
atracción,
su
magia,
su
incertidumbre,
el
camino es su vida,
el
camino es su abismo,
bien
por lo uno,
bien
por lo otro,
bien
por los dos,
es
difícil ya lo sé,
extremadamente
difícil,
y
lo es porque quieras o no,
un
día nos encontraremos de frente,
con
el destino de estos,
de
aquellos,
de
nosotros,
sin
careta,
ahí
delante asumiéndonos.
En
determinados casos,
la
duda anunciará su presencia,
en
otros encogeremos los hombros,
solaparemos
la valentía,
arrugaremos
la frente,
se
nos retorcerán las tripas,
cruzaremos
sumisos los brazos,
hasta
que interrogantes reneguemos,
mas
no te canses,
entonces
dará lo mismo.
Aprenderemos
que el pasado no se puede modificar,
evocaremos
la adolescencia,
quizá
la infancia,
seguro
la juventud,
y
aquellas voces doctas,
muy
doctas,
explicando
lo inexplicable en lección magistral.
Supongo
que existen razones propias de la razón,
razones
que muestran claro el camino.
Existen
también irracionalidades de la sinrazón
que
arrastran por vericuetos intrincados.
En
cualquier caso,
visto
lo visto,
en
ocasiones,
sólo
en ocasiones,
es
un consuelo que el destino sea un desconocido,
no
obstante,
cuando
la vida nos maltrata,
por
costumbre aplicamos la fe,
pues
no nos engañemos,
la
fe contiene efectos balsámicos para la razón,
y
la duda puede crear mayor turbulencia.
Ahora
bien,
la
duda,
ah,
la duda,
la
duda en general está denostada,
pero
si a mi razón,
a
mi alma,
a
mis pasiones,
escúchame
bien,
la
duda les hace libres,
en
ese caso,
la
duda sin dudar.
Manuel
Camuñas