domingo, 22 de febrero de 2015

LA DUDA SIN DUDAR


LA DUDA SIN DUDAR

 

Amanece despejado,

el día nos saluda sereno y luminoso,

un nuevo ser alegra la mañana,

armado de rocoso corazón,

alma transparente,

mirada limpia,

sentimientos positivos,

y una senda desconocida por andar.

A pesar de su misterio,

su atracción,

su magia,

su incertidumbre,

el camino es su vida,

el camino es su abismo,

bien por lo uno,

bien por lo otro,

bien por los dos,

es difícil ya lo sé,

extremadamente difícil,

y lo es porque quieras o no,

un día nos encontraremos de frente,

con el destino de estos,

de aquellos,

de nosotros,

sin careta,

ahí delante asumiéndonos.

En determinados casos,

la duda anunciará su presencia,

en otros encogeremos los hombros,

solaparemos la valentía,

arrugaremos la frente,

se nos retorcerán las tripas,

cruzaremos sumisos los brazos,

hasta que interrogantes reneguemos,

mas no te canses,

entonces dará lo mismo.

Aprenderemos que el pasado no se puede modificar,

evocaremos la adolescencia,

quizá la infancia,

seguro la juventud,

y aquellas voces doctas,

muy doctas,

explicando lo inexplicable en lección magistral.

Supongo que existen razones propias de la razón,

razones que muestran claro el camino.

Existen también irracionalidades de la sinrazón

que arrastran por vericuetos intrincados.

En cualquier caso,

visto lo visto,

en ocasiones,

sólo en ocasiones,

es un consuelo que el destino sea un desconocido,

no obstante,

cuando la vida nos maltrata,

por costumbre aplicamos la fe,

pues no nos engañemos,

la fe contiene efectos balsámicos para la razón,

y la duda puede crear mayor turbulencia.

Ahora bien,

la duda,

ah, la duda,

la duda en general está denostada,

pero si a mi razón,

a mi alma,

a mis pasiones,

escúchame bien,

la duda les hace libres,

en ese caso,

la duda sin dudar.

 

Manuel Camuñas

domingo, 15 de febrero de 2015

HAY COLECCIONES QUE NO ME GUSTAN


HAY COLECCIONES QUE NO ME GUSTAN

 

A veces, de puro orgullo,

ufanos y felices de habernos conocido,

engreídos sacamos pecho,

más por aplausos, vítores y egos,

que al amparo de razones irrefutables.

Épicos golpeamos la cara con palmas abiertas,

hinchamos carrillos,

y endiosados resoplamos satisfacción.

Valerosos, invencibles, heroicos,

damos un paso al frente,

mostramos heridas de guerra,

prepotencia, necedad,

las exhibimos con pompa y arrogancia,

y como cenit de la estulticia,

se incorporan a los manuales para ejemplo de generaciones.

¡Qué merecidos trofeos de colección!.

¡Qué altas dignidades!.

¡Qué excelso honor y ensalzamiento!.

¡Qué orgullo entre orgullos!.

¡Qué vanidad entre vanidades!.

¡Cómo justifican!.

¡Cómo satisfacen!.

¡Cómo saben a gloria!.

Pero la gloria,

ah, la gloria amigo,

la gloria es más efímera que las heridas,

cuenta con ello a pesar de tu júbilo.

Si te digo la verdad,

hay colecciones que no me gustan,

y menos si se marcan a fuego en la piel,

en el corazón,

en el alma.

No me gustan tales trofeos,

mucho menos sus méritos,

y lo de ensalzar,

cómo decirlo,

lo de ensalzar,

en el mejor de los casos,

un canto de sirenas.

Para la piel no tengo dudas,

imprescindible coleccionar

besos extensos o muy extensos,

caricias directas y al detalle,

algún rayo naranja de sol

y una brisa tibia de música.

Ternuras de las que se respiran,

se saborean,

se gozan,

se renuevan

y a veces se gastan,

para el ccorazón siempre necesitado.

Y buenas razones

y mejores hechos,

que me parecen bastante

para el alma reluciente.

 

Manuel Camuñas

domingo, 8 de febrero de 2015

ESE AMANTE


A Yolanda Sáenz de Tejada,

por ser una maravillosa poeta selenita,

hortelana de versos y palomas en la piel.

 

ESE AMANTE

 

Soy ese amante,

cantautor de arquitectos y utopías,

que esparce sus sones de miel silvestre

sobre las calles de la felicidad,

como un trébol de cuatro corazones

para que siempre camines pisando versos.

 

Soy ese amante

que te regala lunas y mandarinas,

que pesca poesías en las tardes de vino y alcaparras,

o en el tumulto de las revoluciones en prosa,

y los trenza en tu cintura con agujas de lengua.

 

Soy, inequívocamente,

ese amante coleccionista de palabras huérfanas,

trovador de tu cuento de mirtos y hadas,

que todos los días te espera a la entrada de la boca.

 

Soy, sin más,

ese amante desnudo como una noche despejada,

que quiere practicar el amor de fondo

en tu mar de vaivenes y ternuras flotantes.

 

Soy, cómo no serlo,

ese amante que se asoma a cada poro de tu piel,

a cada pliegue de tu falda,

a cada silencio de tu voz,

que se cura los temores con el polen de tus caricias,

y que en cada amanecer te abraza

para comprobar que no eres un sueño.

 

Si, soy ese amante a ti embelesado,

que fija la luz de tus pupilas en mi cuerpo,

y la riega con saliva y aceituna,

para que amanezcan solo días con tu sabor,

nada más  que tu sabor.

 

Soy ese amante,

claro que soy ese amante,

que quiere zurcir el presente

con el hilo de nuestros primeros besos,

esos que nos dábamoscon los ojos cerrados

lo recuerdo bien, con los ojos cerrados,

y que duraban..., quién sabe lo que duraban,

y entablillarme a ellos por los siglos de los siglos.

 

No, no puedo negar que te amo,

que los días resplandecen con tuluz,

que la ciudad solo adquiere sentido porque me besas,

que las rosas crecen en mis tardes

expresamente porque tú las riegas,

que el amor engrandece mialma,

y que en los poemas dibujo un mundo más amable,

únicamente para que sonrías,

y al mirarlo no derrames lágrimas

por tanto corazón enfermo.

 

Soy, y ya siempre seré,

ese amante que en tus labios encuentra el maná

(que es tanto como encontrar la vida),

en tus dedos un masaje de chocolate

(que es igual que saborear el deleite),

y la magia del sol en tu lengua

(que es como viajar al confín del universo).

Sí, yo soy ese amante.

 

Manuel Camuñas