AUSENCIA
No estás,
sé que no
estás y basta,
no estás y por
eso te imagino.
Recostado en
el sofá,
el ayer en
la retina,
inspiro
recuerdos como ásperas volutas de humo,
y me
debilito entre pensamientos desordenados.
El reloj de
cuco se burla del tiempo,
los deseos
huyen por los desagües de la piel,
la distancia
derrama vinagre en mi boca,
y el peluche
de ojos saltones,
lija mis
labios con su risa de arlequín.
La pertinaz soledad
aleja los sueños de mi almohada,
me siento
lejos de ti,
lejos de mí,
quizá lejos
de todo.
Sé que no
estás,
no estás y
por eso te imagino.
La realidad
amarga la saliva,
rompo los
cristales de la cárcel del recuerdo,
hace
demasiado frío en la umbría de las caricias,
y el
horizonte es una insignificante mota de polvo.
Un
resplandor de ojos,
un murmullo
de labios,
el calor de
unas manos invisibles...
Pero no
estás,
sé que no
estás y basta,
no estás y
por eso te imagino.
Cuento las
horas,
las cuento segundo
a segundo,
hasta
desgastarlas,
hasta
desgastarme,
y no sé si perdonar
que estés tan lejos.
Manuel
Camuñas
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